Inundado el Sur del estado

Comparado con la cifra de damnificados del estado de Oaxaca por los recientes sismos, las más de 50 mil familias afectadas por las lluvias en Tampico, Madero y Altamira, parecen cosa menor.

Pero el tema en esta región del estado es que cada que cae un “tormentón”, esas 50 mil familias se convierten siempre en damnificados ante la falta de infraestructura pluvial que elimine las inundaciones.

Son como una especie de “damnificados reciclados”.

Cuando las inundaciones llegan, los alcaldes en turno solamente sirven para supervisar los daños, coordinar la ayuda, distribuir despensas, pedir la declaratoria de emergencia y culpar a las anteriores administraciones.

Y así hasta que vuelve otro “tormentón”…

Un ejemplo es el alcalde de Madero, el panista Andrés Zorrilla:

“Durante muchos años de abandono, de atraso y de indolencia, se derivó en que se heredara una infraestructura insuficiente, con nulo mantenimiento”. Hasta el gobernador Cabeza de Vaca le ha entrado al juego de los señalamientos:

“Las pasadas administraciones estatales y municipales hicieron obras mal planeadas que hoy contribuyen a que se generen inundaciones”.

Desde noviembre del año pasado Cabeza de Vaca, en gira por Altamira , dijo que había solicitado el apoyo de los diputados federales de Tamaulipas para obtener los recursos suficientes e iniciar las obras en la zona sur.

Cabeza de Vaca había viajado a esa municipio, luego de registrarse (otra vez) inundaciones por fuertes lluvias en la zona conurbada de Tampico. “Que nos ayuden”, clamó el Gobernador.

Explicó que para las obras se requeriría de una inversión de 600 millones de pesos: “Son muy importantes por decirlo urgentes”, apuntó como no hubo recursos, Cabeza de Vaca no ha cumplido con las obras.

En esa gira, el Gobernador solo se limitó a señalar que se realizaría un programa de limpieza de drenes y canales

Nada más. A la infraestructura insuficiente se agrega además la negligencia de autoridades para permitir asentamientos habitacionales en zonas inundables.

Es el caso de las familias que viven en el Fraccionamiento Villas de Altamira. Hace cerca de un año, esa colonia fue prácticamente inundada por las lluvias.

Perdieron pertenencias y nadie les ayudó a recuperarlas pues cuando llueve hay que rezarle a Dios, porque hay partes en donde al agua “les llega al cuello”.

Tan grave es el problema ahí, que se ha exigido al Infonavit la reubicación de poco más de 350 familias de esa zona.

 

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