Tres decisiones fatales del piloto, clave de la tragedia del Chapecoense

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Agencias/Reporte Tamaulipas
Jueves/1/Diciembre/2016

BOGOTÁ (apro).- Cuando un piloto de aviación sabe que entre más reduzca los costos de un vuelo más será su ganancia económica personal, puede ocurrir lo que sucedió la noche del 28 de noviembre, cuando el avión Avro RJ-85 que transportaba al equipo de futbol Chapecoense se precipitó a tierra con 77 pasajeros y tripulantes a bordo, 71 de los cuales murieron.

Las grabaciones del diálogo que sostuvieron minutos antes del accidente el piloto de la aeronave accidentada, Miguel Quiroga, y la controladora de tráfico aéreo del aeropuerto de Rionegro, Janeth Molina, no dejan lugar a duda de que el Avro RJ-85 de la línea boliviana Lamia se estaba quedando sin combustible.

Este audio, divulgado en Colombia, y el hecho de que el avión no estalló ni se incendió al impactarse en el cerro El Gordo, a solo 13.1 kilómetros de la pista de Rionegro, son indicios que los peritos que investigan el accidente consideran “muy sólidos” para sustentar la hipótesis de que la aeronave comandada por Quiroga se desplomó por falta de combustible.

En esa línea trabajan los peritos colombianos y extranjeros que intentan dilucidar las causas de la catástrofe.

De hecho, la Aeronáutica Civil colombiana ya determinó que “la aeronave no tenía combustible al momento del impacto”.

Lo que quizá nunca sea aclarado es por qué Quiroga tomó tres decisiones que resultaron fatales para los 77 pasajeros y tripulantes que viajaban en ese avión, para sus familias y para millones de personas y aficionados al futbol que están conmocionados por la trágica desaparición de un modesto equipo de provincia que había hecho la proeza de llegar a la final de Copa Sudamericana.

Y, como en toda tragedia, en la ocurrida el lunes en inmediaciones de Medellín hubo una circunstancia desafortunada: un avión de Viva Colombia se había declarado en emergencia poco antes de que la aeronave de Lamia reportara “problemas de combustible”, y eso retrasó unos minutos que la torre de control le autorizara el aterrizaje al piloto boliviano, lo que resultó determinante para que ocurriera el accidente.

Pero antes de eso, Quiroga tomó tres decisiones que los peritos en aviación que investigan el percance consideran negligentes.

La primera decisión desafortunada fue no haber hecho escala en Cobija para reabastecerse de combustible, como indicaba el plan de vuelo. Esa ciudad boliviana está 963 kilómetros al noroeste de Santa Cruz de la Sierra, de donde partió la aeronave de Lamia.

Es decir, Cobija está 963 kilómetros más cerca del aeropuerto de Rionegro, que es el que atiende a Medellín. Esta ciudad sería el destino final del Chapecoense, pues el equipo brasileño debía disputar ayer (30 de noviembre) el partido de ida de la Copa Sudamericana con el Atlético Nacional.

El general retirado Gustavo Vargas, director de Lamia, no se explica por qué Quiroga no se reabasteció de combustible en Cobija. “Tenía que ir a Cobija, que es en Bolivia. De Cobija tenía que ir a Medellín. Pero ellos se fueron directo hasta Bogotá”, dijo a medios colombianos.

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