El 90 por ciento de esa cantidad han sido varones, es decir que de ese total 950 son mujeres que regularmente vienen del sur hacia el norte en busca de una mejor vida, mientras que la mayoría de varones son deportados del vecino país, afirmó el titular de la casa del migrante Nazaret, Luis Kendzierski.

“La realidad es que la migración de personas procedentes del sur hacia el norte ha disminuido en forma importante, la problemática ha ido en aumento, primero la violencia generalizada durante todo el trayecto de la llamada “bestia”,  luego la prohibición de las autoridades para seguir utilizando dicho tren para su traslado, todo esto ha originado que los migrantes busquen otros caminos y formas para lograr su objetivo”, enfatizó el titular de la casa Nazaret.

Los números lo indican claramente hasta el momento de la totalidad de personas atendidas en la Casa del Migrante Nazaret solamente mil 900 personas fueron migrantes, comentó.

Las condiciones en que llegan estas personas, ya sean deportados o migrantes son muy similares, algunos vienen muy dañados psicologicamente y otros aseguran que el trayecto lo hicieron sin ningún problema.

“Muchas de las personas que son retornadas después de permanecer durante varios en Estados Unidos incluso después de haber hecho ya una vida, traen consigo daños psicológicos, estos se originan porque dejan lazos de sangres, pero también hay muchos deportados que son detenidos al momento de cruzar o con apenas poco tiempo de estar en el vecino país, esto últimos regularmente no vienen tan afectados, sencillamente se toman unos días para volver intentar cruzar hacia el norte”, aseguró.

Situación muy diferente a los migrantes que realizan el viaje por tren o por autobús, es una travesía que en ocasiones tiene duración de semanas, algunos de ellos comentan que son robados, secuestrados y extorsionados o que simplemente el viaje lo realizaron sin ningún contratiempo, concluyó.