Democracia cara

Miércoles, 26 de Febrero 2014 / www.reportetamaulipas.com 

Martín Sifuentes

  Columna: En Vivo

 

En nuestro país, y diversas encuestas lo revelan, de las instituciones más devaluadas, sin credibilidad y respeto ciudadano, sobresalen los partidos políticos.

Sin embargo, como si fueran pocos los 7 que hoy tienen registro, en la elección federal del 2015, se sumaran 3 más: Movimiento de Regeneración Nacional, Partido Encuentro Social y Partido Humanista, los cuales ya obtuvieron su registro y  entraran a la repartición de la millonaria bolsa que los ciudadanos otorgamos a esos organismos por prerrogativas de ley.

Para que usted se dé una idea de lo que significa en dinero ‘administrar” un partido, sepa que el IFE les acaba de otorgar nada menos que 3,810 millones de pesos de financiamiento público para el año 2014, que se repartirán, ahorita entre 7, y desde el uno de agosto, entre 10.

Así, hasta antes de que llegaran los tres nuevos invitados, las tajadas iban a quedar así: Para el PRI, 1060 millones de pesos; PAN, 890; PRD, 678; Verde, 292 millones; PT, 292; PANAL, 277 y Movimiento Ciudadano, 275.

Ahora, esos montos se van a modificar ligeramente para ‘apoyar’ a los nuevos partidos que llegan a la repartición, y que solamente tienen la obligación de obtener por lo menos el 3 por ciento de la votación en el 2015, para mantener su registro y seguir recibiendo esos recursos.

En cualquier sistema político, el hecho de que un grupo de ciudadanos intente participar por medio de un partido político, es algo bueno para la democracia, sin embargo, en México, las cosas no son así.

En este país, tan decepcionado de la democracia y el pluripartidismo, el nacimiento de nuevos participantes electorales, es visto solamente como la oportunidad de sus dirigentes para llenarse los bolsillos de dinero.

Por eso, diversas organizaciones durante años han venido manifestando la necesidad de que el subsidio a los partidos político termine y sea cada uno de ellos quienes se sostengan a través de cuotas y aportaciones de sus miembros, y que el IFE o el INE, sea solo auditor del origen de esos dineros.

La idea, no es descabellada, sobre todo cuando es del dominio púbico que, al menos que en el PRI, PAN y PRD, la voracidad es tal,  que siguen recurriendo al financiamiento privado en tiempos de campañas.

El escepticismo social hacia los partidos es tal que, según encuestas públicas, más del 80 por ciento de la población de este país, está en desacuerdo con que existan apoyos económicos súper millonarios para esos mal llamados “institutos políticos”, lo consideran una injustificada carga al erario y establecen que ese dinero debiera aplicarse a obras y acciones de interés público.

Tenemos una democracia, si así se puede llamar, demasiado cara.

Y nos salvamos, porque sépalo usted: Había más de 50 solicitudes para formar partidos políticos; afortunadamente  solo tres lo lograron.

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