El efecto Midas.

1letys
Jueves, 20 de Marzo 2014 / www.reportetamaulipas.com 

Leobardo Sánchez Tovar
Columna: Los Miserables 

La gente de Matamoros suele hablar con cierta presunción cuando se refiere a su tierra, porque sienten la pertenencia de quienes de alguna manera les han dado identidad como RIGO TOVAR por ejemplo.

 
Es una forma de sentir a la tierra como propia, como si habláramos del orgullo del apellido o cosas por el estilo, y creo que están en lo correcto, porque son cuestiones defendibles, que pasan la prueba del carisma por lo que se quiere.
 
Matamoros, al igual que el resto de las ciudades fronterizas, han adoptado también, la influencia de los gringos, y quiérase o no, su idioma y estilo de vida, permean en los nuestros, y empiezan a imitarlos, hasta que encuentran una identidad que se coloca justo en quienes viven de este lado pero con afectación norteamericana.
 
Obviamente, una cosa es la identidad propia que no se pierde por la fuerza del origen, la otra, se impone por la razón social que tiene que ver con la convivencia de quienes están cerca de nosotros, como ocurre con Mc Allen y Nuevo Laredo, o Brownsville y Matamoros, por citar dos nexos urbanos.
 
El caso es que el municipio de Matamoros ha tomado una identidad propia, que le pertenece y que converge con la ideología de los que habitan ahí; de manera que no hay razón para escatimar la nueva imagen que se pretende a partir del concepto que LETICIA SALAZAR VÁZQUEZ, le ha procurado.
 
La alcaldesa de Matamoros, encontró la oportunidad de devolver una esencia que se había perdido con el nombre de playa Bagdad; ¡cierto!, la playa estaba ya identificada con ese nombre, sin embargo no correspondía a la región ni a la idiosincrasia de los habitantes de Matamoros.
 
Bagdad, tomada acaso del nombre de la capital de Irak, no tiene relación con Matamoros; es un vocablo árabe sin embargo, que tiene un gran significado: Bag, que significa Dios, y Dad, que significa Dado, que inmediatamente encuentra la justificación de esta locución.
 
Encontremos ahora en playa Azul, la fuerza del origen por dos razones: la que está íntimamente ligada a la belleza del mar y su color, y la otra, al grupo musical del artista al que le dio identidad, porque siempre fue RIGO TOVAR y su costa azul.
 
En la sencillez del nombre está la fortaleza del arraigo, porque une en primer término a la población de que se trate, dado el cariño que sentían por RIGO.
 
Las cosas que te recuerdan a tu tierra, te arraigan; te dan identidad aún y cuando no estés en casa, de hecho, es fuera de casa cuando sientes con mayor presencia la relación con el origen, y que presumes y denotas con la arrogancia de saberte parte de él.
 
La cuestión de fondo es el nombre azul, que irremediablemente te lleva a ligar también al Partido Acción Nacional, y que en términos llanos, también es inevitable no pensar en ese partido cuando LETY es panista.
 
Los asesores en imagen pública refieren que las personas son 80 por cientos visuales, no obstante el color se vuelve también visual cuando por inercia, buscas distinguir el color que escuchas, o sea, cuando escuchas azul, piensas en azul, lo demás, es producto de la imaginación.
 
Cuestión de estilos, pero también de talentos, porque si playa Bagdad siempre estuvo en el mismo sitio y nadie pensó en ella, al menos para cambiarle la imagen, no veo el motivo por el que ahora se busque debatir por el cambio de nombre, que a decir verdad, se escucha muy bien.
 
Más allá de los juicios que podrían llevar a la alcaldesa de Matamoros a sentenciarla por usar los colores de su partido y a pensar en el PAN cada vez que hablemos de playa Azul, tendríamos que sancionar la inteligencia también, y de paso, al poder de la magia por el efecto de MIDAS, el rey que convertía en oro todo lo que tocaba.
 
leosanchezto@gmail.com

Be the first to comment on "El efecto Midas."

Leave a comment

Your email address will not be published.


*


This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Translate »