El mayor tesoro que escondería el tren nazi: el fastuoso Salón Ambar

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Agencias/Reporte Tamaulipas   
Miércoles, Septiembre/02/ 2015   

En 1701, Federico I se convirtió en el primer rey de Prusia y su esposa, Sofía Carlota de Hannover, decidió reflejar la “grandeza” de su marido construyendo una sala especial en el Palacio de Charlottenburg, en Berlín. Durante seis años, albañiles y orfebres alemanes y daneses trabajaron para dar forma a una sala de 55 metros cuadrados formada por gigantescas placas de ámbar, láminas de oro y cientos de piedras preciosas. La cámara quedó con más de 350 tonalidades del material semiprecioso con un peso de seis toneladas, generando un ambiente único

Así se dio vida al Salón Ambar, una construcción de una belleza inigualable, cuyo valor se considera incalculable y que es llamada la octava maravilla del mundo.

En 1716, el rey Federico Guillermo II de Prusia recibió a su aliado el zar Pedro el Grande en el Palacio de Charlottenburg. El monarca ruso quedó maravillado por la sala ámbar. Para fortalecer su vínculo, Federico Guillermo II le regaló el salón al zar.

La cámara fue instalada en el Palacio Catalina, de Tsárskoye Seló, la villa de verano de los zares, cerca de San Petersburgo. Tal era el impacto que generaba este salón en que quien lo apreciaba, que sobrevivió sin mayores daños a la revolución bolchevique y la posterior guerra civil que se desataron en Rusia y que acabaron con el dominio de los zares.

Cuando la Wehrmacht invadió la Unión Soviética, las autoridades comunistas ordenaron el traslado de los tesoros de San Petersburgo (por esos años Leningrado) a la localidad de Ekaterimburgo, pero esa orden no pudo cumplirse para el salón ámbar. El rápido avance de las fuerzas nazis frustró el traslado de la Sala. 

En septiembre de 1941, la cámara fue descubierta por las fuerzas de Hitler, que la desmontaron en 36 horas y la trasladaron a Alemania. En noviembre de 1941, los nazis las exhibieron en el Castillo de Königsberg, ubicado en la antigua capital de Prusia.

Es ahí donde se pierde la pista del Salón Ambar. Teorías hay muchas: fue destruido por bombardeos aéreos aliados, los nazis lo alcanzaron a sacar y lo salvaron o aún se encuentra enterrado en las ruinas del palacio prusiano.

La búsqueda y el tren

Desde ahí, la búsqueda de la cámara ha apuntado a diferentes destinos. Algunos dicen que se hundió en un naufragio tras ser evacuada de Königsberg, otros dicen que está enterrada en Königsberg, también se habla de la ciudad alemana de Wuppertal, como última parada de la obra.

En los últimos días, ante el supuesto descubrimiento de un tres nazi que guardaría el tesoro de Hitler en la ciudad polaca de Walbrzych, algunos especialistas adelantan que el Salón Ambar podría estar en estos vagones. 

Es el caso del escritor y periodista británico Tom Bower, quien aseguró a Sky News que el tren podría contener la invaluable habitación.

En 1979 el gobierno soviético ordenó la reconstrucción de la sala en Tsárskoye Seló, el último destino que tuvo la cámara en territorio ruso. Tardaron 24 años en lograr acercarse a la construcción original, basados en fotografías en blanco y negro, único registro de la obra de arte del siglo XVIII.

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