Hoy No Circula es una aspirina contra el cáncer, experto

Redacción/Reporte Tamaulipas    
Lunes,14 de Julio del 2014

Mexico, D.F.-para Federico Fernández Christlieb, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, el efecto destructivo de los vehículos en la capital mexicana no se limita a la contaminación ambiental, al ruido y al tráfico que producen, sino que va más allá, al despilfarro de recursos públicos en infraestructura vial y la raquítica inversión el transporte público.

“También causan accidentes, despilfarro de recursos públicos en infraestructura vial para atender sólo a un sector de la sociedad y contribuyen de manera decisiva al aumento de la tensión y la hostilidad entre los usuarios de la vía pública”, consideró.

 “En otras naciones el transporte colectivo y el peatón siempre tienen la prioridad, pero aquí no”, explicó Fernández Christlieb, al tiempo de desdeñar el programa Hoy no circula, considerando un marginal porcentaje de eficacia.

“Se hizo contraproducente en el momento en que se hicieron excepciones; los autos nuevos podían circular y los viejos no. Esto aumentó la venta de los primeros y llegaron a hacer menos fluida la circulación por su cantidad, lo que se tradujo en más contaminación ambiental y en mayor tensión y hostilidad entre los usuarios de la vía pública”, criticó.

En comparación, el investigador de la UNAM tomó como ejemplo a la Ciudad de México y París de los años 80,  “Aquí se optó por destruir barrios y camellones para abrir ejes viales, el Metro se mantuvo por muchos años con el mismo número de líneas y sin conexiones nuevas, el sistema público de autobuses Ruta 100 fue privatizado y los peseros se adueñaron desorganizadamente de la tarea que le correspondía al transporte urbano”

“En París no se dio ninguna ventaja al automóvil, se invirtió ampliamente en incrementar el número de líneas y de estaciones del Metro, de autobuses municipales y tranvías, y se echó a andar un extenso programa de bicicletas gratuitas”, explicó.

Si bien reconoció que el GDF impulsó el uso de la bicicleta, el Metro y el Metrobús, en comparación con la inversión que se hizo en el segundo piso, los programas de transporte colectivo palidecen, son como “una aspirina contra el cáncer”.