Jóvenes, ante un panorama incierto

artículo

Redacción/Reporte Tamaulipas     
Jueves, 11 de Septiembre del 2014        

 

 

 

 

 

 

Parte importante del ser humano es el decidir  su futuro, y tomar decisiones relacionadas con su marco normativo;  es decir, el poder ó no estudiar una profesión , formar una familia (patrimonio familiar), formalizarse dentro de un empleo.

Estas vías que el ser humano y en especial a los jóvenes se les exigen tomar, (esos lineamientos)  hoy en día han sido víctimas de un punto de inflexión, se han diversificado para mal. El contexto social, político, económico en nuestros tiempos  han cambiado radicalmente, al grado en el  que los jóvenes ya no se preocupan por participar en temas de beneficencia social, les es tan difícil (por ejemplo) permanecer estudiando, (pues) mucho menos contribuir en la participación social.

El futuro de los jóvenes ya no está en sus manos, ni en sus buenas decisiones, (claro) hacen su esfuerzo, pero el mismo sistema económico ha provocado un cambio de ideas creando un círculo de apatía en la participación social y política.

Nos tocó vivir una nueva era,  donde los flagelos han salido a la luz afectando  una generación que se está ‘inhibiendo’ y conformando con un panorama político-social en el que los jóvenes pocos son tomados en cuenta.

Incluso las mismas instituciones encargadas de crear políticas públicas para los jóvenes han sido participe (por así decirlo) en las decisiones y el rumbo de los jóvenes, las instituciones juveniles gubernamentales han moldeado el marco normativo de los jóvenes cambiando los itinerarios hacía la vida adulta.  Estás instancias deberían realmente velar por cada uno de los jóvenes y entender con certeza sus verdaderos problemas que enfrentan los jóvenes para transitar hacía la vida adulta.

Hablando un poco de la prolongación de la juventud… Oliver Galland (1994) revisa los tres modelos explicativos más utilizados en el análisis de la prolongación de la juventud y propone uno modelo alternativo que considera más satisfactorio. El primer modelo de interpretación es el «modelo demográfico» según el cual la prolongación de la juventud se debe a tres procesos: a) la extensión de la etapa educativa fruto de la generalización de la escuela de masas; b) las dificultades para lograr una inserción laboral debido a la extensión del desempleo, la precariedad y la subocupación, y c) la dureza en las condiciones de acceso a la vivienda y el consiguiente retardo en el establecimiento de la vida en pareja, forma mayoritaria de emancipación domiciliaria. El segundo es el «modelo familista», para el cual los cambios en las formas de convivencia en pareja permiten el aplazamiento de la emancipación domiciliaria clásica. El tercer modelo plantea que la prolongación de la formación y la entrada masiva al mercado de trabajo por parte de las mujeres jóvenes hacen que estos construyan su identidad social por la vía de su trabajo y no por la vía del matrimonio.

Estos modelos son tangibles y visibles en el transitar del joven hacía la vida adulta; ver cómo los roles de los jóvenes han cambiado radicalmente para mal, y si no se revierte el modelo político juvenil, lamentaremos haber perdido una generación de jóvenes con voluntad de gestionar su vida.

 

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