NUESTRA CUARTA BANDERA NACIONAL.

Jueves,25 de Febrero del 2016 /www.reportetamaulipas.com 
Ernesto H. Salgado    
  Columna: Plaza   

Cuando observo el Lábaro Nacional ondeando en lo más alto del asta bandera me emociono. Han tratado de inventar puntos de encuentro, lugares comunes que den identidad y una a los mexicanos del inmenso mosaico de culturas y raíces distintas que componen ésta gran Nación. Y realmente no necesitamos ninguno de esos inventos. La Bandera y nuestro Escudo Nacional son suficientes para que estemos identificados y conscientes de nuestra mexicanidad. Ni vírgenes, ni santos, nos mueven tanto como el amor que desde niños nos inculcan a la Bandera Tricolor.
El uso de estandartes existía desde los aztecas que los identificaban por sus símbolos y personajes relativos a sus gobernantes, estados o lo característico de la región.
Desde principios de la historia mexicana, los pueblos del centro del país ya empleaban estandartes representativos de sus señoríos. Con la llegada de los españoles, estos introdujeron banderas y estandartes propios; sin embargo, no hubo una bandera nacional. Tanto en España como en los territorios bajo su dominio era muy común que se utilizarán los escudos de los monarcas como banderas.
Durante el inicio de la guerra de Independencia, y aunque nunca fue adoptada oficialmente, muchos historiadores consideran la primera bandera nacional al Estandarte de la Virgen de Guadalupe utilizada por Miguel Hidalgo y Costilla durante el “El Grito de Dolores” el 16 de septiembre de 1810. Este estandarte se convirtió en el símbolo primordial del ejército insurgente durante la Guerra de Independencia.
Para 1813, las fuerzas insurgentes diseñaron otra Enseña Nacional, una Bandera de seda blanca, bordeada por una cenefa de cuadros azules y blancos, en cuyo centro se montó una águila posada sobre un nopal que ostentaba una corona imperial. Circulando el Escudo se leía una leyenda en latín que rezaba: “Oculis et unguibus asqué victrix” que significa “Con los ojos y las uñas, igualmente victoriosa”. El ejército insurgente utilizó también una bandera con los colores blanco, azul y rojo en franjas verticales.
La primera Bandera Nacional oficial fue adoptada en 1821, el primer año de soberanía reconocida. El entonces gobierno del Primer Imperio Mexicano eligió el tricolor de verde, blanco y rojo con el Escudo Nacional en el centro. El decreto oficial indicaba que:
“Artículo único: (…) la Bandera Nacional y la del ejército será tricolor, adoptando para siempre los colores verde, blanco y encarnado verticalmente, con una águila coronada en el centro de la franja blanca, de acuerdo al siguiente diseño…
Aunque el águila en el escudo es similar a la utilizada hoy en día, la de 1821 no tiene una serpiente en su pico y presenta además una corona, que representa el imperio. Ésta bandera fue oficialmente declarada por Agustín Iturbide el 2 de noviembre de 1821 y fue oficialmente utilizada desde julio de 1822. Dejó de usarse luego de la abolición del imperio.
En el año 1823 a la caída de Iturbide, el Congreso dispuso cómo debía ser la Bandera de México. El nuevo diseño removía la corona de la cabeza del águila, además de agregar la serpiente, un ramo de olivos y laurel, tradición que aún se conserva en la bandera actual. Su uso fue interrumpido en 1864 debido a la disolución de la república federal.
La tercera Bandera Nacional oficial fue la del Segundo Imperio Mexicano. Una vez más, el patrón de colores usado fue el tricolor verde, blanco y rojo con el Escudo Nacional cargando al centro de la franja blanca. Sin embargo, la proporción de la Bandera fue cambiada de 4:7 a 1:2, y cuatro águilas cada una coronada, fueron colocadas en las esquinas de la bandera. El diseño del escudo, ordenado por el Emperador Maximiliano I de México, fue diseñado para asemejarse al escudo imperial francés, pero con un toque mexicano.
La bandera dejó de usarse en 1867, cuando Maximiliano I fue destronado y ejecutado por el ejército federalista. Luego, Porfirio Díaz ordenó que el águila se colocada de frente y con las alas extendidas.
Como todos tenían una idea distinta de cómo debía ser el escudo, Venustiano Carranza dispuso que el águila se colocara de perfil izquierdo y conservara las características que los mexicas habían concebido cuando descubrieron la tierra donde fundaría Tenochtitlan.
Desde el 24 de febrero de 1937 se conmemora públicamente el día de la Enseña ante el monumento del General Don Vicente Guerrero, que fue el primer militar mexicano que juró ante la Bandera, en el evento conocido como el abrazo de Acatempan, del 12 de marzo de 1821.
La actual Bandera, llamada la cuarta Bandera Nacional, fue adoptada por decreto del16 de Septiembre de 1968, y fue confirmada por ley el 24 de Febrero de 1984. La versión usada hoy en día es una adaptación del diseño aprobado en 1916 por decreto del Presidente Venustiano Carranza, en donde el perfil del águila fue cambiado de frente a perfil izquierdo.
Una posible razón para el rediseño de la cuarta Bandera Nacional en 1968 fue que la ciudad de México era la anfitriona de los Juegos de la XIX Olimpiada. En el mismo período, la Bandera Tricolor sin el escudo que era utilizada por México como su emblema mercante fue legalmente abandonada. La razón fue que sin el Escudo Nacional, la bandera era igual a la italiana. En 1984 hubo un debate acerca de cómo debería ser mostrado el escudo al reverso de la Bandera. Para resolver este problema, un diputado del Partido Acción Nacional propuso un cambio a la ley que gobierna el uso de la Bandera, para permitir que el águila fuera mostrada de perfil derecho en el reverso de la Bandera Nacional.
Muchos cambios ha sufrido nuestra Enseña Nacional, pero nos enseñaron a amarla como símbolo patrio. México está en la Bandera de los tres colores. Yo amo mi Bandera tricolor.
En aparte y en corto le cuento que existe en las filas del PRI gran entusiasmo por formar parte de los catorce mil delegados que asistirán a Ciudad Victoria el próximo domingo para ratificar a Baltazar Hinojosa como candidato del tricolor. Sin choques ni espectáculos el precandidato priista se ha posicionado fuertemente en todo el territorio tamaulipeco.
Lo cuerpean gente de valía y capacidad demostrada como Nora Domínguez y Felipe Garza Narváez. Los dos saben de aguacates y lo están demostrando con resultados. La reunión piloto celebrada en Matamoros con los medios de comunicación fue una probadita.
La gran estructura de su partido le permite varios encuentros de frente a la militancia algo que no tiene su adversario más cercano. Cabeza de Vaca con un PAN fracturado por la ambición, la voracidad y la falta de quehacer político de sus representantes lo llevará solo a acercarse un poquito, pero el triunfo del PRI está garantizado.
En Matamoros los encargados de conducir el panismo lo hicieron poco menos que polvo, sin posibilidad alguna para ninguno de sus candidatos. Sus sueños y aspiraciones quedaron en la mesa de la negociación. Perdieron todo antes de salir a la cancha.
Se convirtieron en policías chinos, misteriosos y pensativos, y se quedaron en penumbras.
El que va que vuela tomando fuerza es Jesús Roberto Guerra Velasco, que no contento con reunir las firmas que le exige el INE les entregará más del doble de lo solicitado. Y Dará la batalla fuerte al otro Jesús, el del PRI, que tendrá que diseñar una estrategia diferente para refrendar el triunfo que alcanzó como diputado federal. El pueblo está intranquilo y todo puede pasar.

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