Martes, 07 de Enero 2014 / www.reportetamaulipas.com
Martin Sifuentes
Columna: En Vivo
Ocurrió el 30 de julio de 1983.
Fue el primer caso de desafuero de un legislador
Jorge Diaz Serrano, senador de la republica, priista, fue desaforado.
Su caso era una evidente venganza política. La Contraloría General de la Federación lo acusó ante la PGR por un presunto fraude por más de 30 millones de dólares, cometido durante su gestión como director de Pemex.
El señalamiento era que había comprado unos buques tanques con sobreprecio.
Para enfrentar el proceso judicial, la legislatura se erigió como jurado de procedencia y votó a favor del desafuero del senador Diaz Serrano. Obvio, todos los diputados recibieron la orden de votar para que se le quitara la inmunidad al ex director de Petróleos.
Al culminar el juicio de desafuero, Díaz Serrano fue aprehendido y pasó en prisión los siguientes cinco años. Finalmente no se pudieron comprobar los delitos en su contra y fue puesto en libertad.
Viene a colación esta historia, porque actualmente hay un senador de la republica que podría repetir ese episodio.
Todo dependerá de su docilidad y cooperación. Porque cualquier signo de rebeldía ante las disposiciones que vengan de los Pinos, podría caer sobre él, la desgracia que en su momento cayó sobre Diaz Serrano.
El senador Carlos Romero Deschamps, debe tener muy claro que la reforma energética traerá consigo, irremediablemente la extinción del sindicato petrolero, organismo que encabeza desde hace 20 años.
La salida (lo sacaron) del sindicato del consejo de administración de Pemex, por petición del PAN, es un mensaje que debe entender. El poder se le está acabando.
Diputados y senadores blanquiazules, lograron incorporar por ley, facultades para que las trasnacionales que exploten el petróleo, formen su propio sindicato, haciendo a un lado al STPRM
El partido de Romero Deschamps, el PRI, le da la espalda, con tal de lograr el aval panista para la reforma energética.
Más le vale al senador Carlos Romero Deschamps, aceptar que su poder se está extinguiendo y que para nada le conviene adoptar una actitud rebelde.
Tener fuero, en la política de altos vuelos, no es garantía de nada.
Solo hay que recordar la historia de Jorge Diaz Serrano.
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